Partida 2: De cara al destino

   
 Siguiendo lo que contaba en la "Partida 1: Comienzo de una pasión" entré en una época de vicios: alcohol, cigarros, animé y muchas horas de jugar Ragnarok Online y Diablo 2 (entre otros juegos más casuales, que entretenían pero en el cual no necesitaba meterme tanto).
Fueron dos años así, conociendo por primera vez gente de Chile, México, España, Brasil y otros más. Fue la primera vez que conocí mujeres que jugaban y encima lo hacían de una manera que producían admiración.Acá va algo importante que aprendí y es lo siguiente:
Las mujeres tambien juegan, de mayor, menor o igual medida. Están ahí como lo estamos cualquiera, buscando entretenernos y divertirnos.
El tiempo pasó, y jugué cada vez un poco menos porque empezaron a tocar otras obligaciones: terminar el secundario (el cual ya había repetido dos veces el mismo año) y conseguir trabajo (no quería vivir siempre pendiente de mamá y papá).

    Para el 2011 ya estaba con mi actual pareja Yamila, seguía jugando y trabajaba. Los juegos seguían siendo los mismos y llegué un punto dónde ya me aburrían. Quería algo nuevo. 
Empecé a meterme más en YouTube, dónde también comencé a ver One Piece y se convirtió en mi más grande inspiración para siempre seguir adelante y nunca rendirme. También encontré un canal que me llamó mucho la atención porque hacía gameplays muy divertidos y fuera de lo común: elrubiusOMG. Asi fui conociendo juegos que no conocía y me divertía más viendo a alguien jugarlos.

    Para el 2013 con mi primer trabajo estable, una tarjeta de credito y un año de cuotas (si, un año jaja) me compré mi primera ultrabook y que la use para jugar y ver anime.

    Por el 2014 estaba planeando mudarme con Yamila cuando vi un anime que me abrió la cabeza: Sakurasao no Pet na Kanojo. ¿Por qué? Porque el protagonista empezó con el desarrollo de videojuego. Si quieren van y la ven, yo no tengo ganas de spoilear nada. Si, llore mucho jaja.
Ahí es cuando caí, abrí los ojos bien grandes y con una emoción que no podía contener en el pecho dije: "Quiero hacer videojuegos".
Más allá de toda la emoción que me recorría por el cuerpo no sabía por dónde debía comenzar: ¿Cómo se hacen los videojuegos? ¿Que necesito saber? ¿Que lenguaje tengo que usar?
Tuve todas esas dudas hasta el año siguiente cuando, luego de haberme mudado con Yami me pregunte ¿Habrá algún lugar donde enseñen Diseño de Videojuegos?
Ahí fue cuando encontren la Escuela Multimedial Da Vinci.

    Para mitad del 2015 había entrado en la carrera.o más divertido de todo más allá de las materias que tenía y todas las cosas que tenía para aprender era la gente con la que me cruzaba: gente que amaba o les apasionaba los videojuegos. Sin embargo, unos meses más adelante tuve que dejahabía fallecido mi padrastro y tenía que ayudar a mi mamá. 
Más allá de eso había logrado comprarme con esfuerzo una computadora mejor de la que tenía y que me corría muchos juegos como antes no me había corrido.

    Para el 2016 volví a comenzar, conocí todavía a más gente copadisima. La única diferencia entre ellos y yo era que muchos hablaban de videojuegos actuales y yo como que mucho interés no le daba, estaba con que quería hacer jueguitos y nada más. A mediados de año tuve que dejar porque iba a ser papá de Sophia. Ahí comencé a buscar que aprender porque necesitaba hacer algo, comencé a estudiar por mi cuenta sobre programación, también aprendí de fotografía, masajes, reparación de PC, de celulares y no sé si algo más, se que hacia un poco de todo... Sin embargo nada me satisfacía y sin darme cuenta, estaba entrando en una etapa de depresión.

    Para el 2017 tuvimos a Sophia y para finales de ese mismo año me separé de Yami porque no sabía cómo tratar mi depresión y lo único que supe hacer es volver a vivir con mi mamá. Lo que me había percatado luego de separarme es que prácticamente no había estado jugando a nada luego de que naciera sophia.

    A partir del 2018 fue una etapa de regresión a mi adolescencia, dónde más allá de trabajar me pasaba día y noche jugando videojuegos, tomando y fumando. Con mi hermano nos la pasábamos horas jugando al Fortnite y Brawlhalla.

Para abril del 2019 me compré Rocket League. Ese día fue otro antes y después. Encontre una joyita que me divertía (al punto de hacerme llorar de la risa o me tilteaba al punto de querer desinstalarlo). Partidas cortas, customización de coches, música (QUE BUENA MUSICA QUE TIENE!!! Hoy en día la escucho yendo o volviendo del laburo) y la gente copada con la que te encontrabas para formar equipos mientras charlabas por Discord. Quería hacer vídeojuegos, quería volver a lo que amo y me apasiona.


Por aca les dejo una playlist de la musica de Rocket:







Luego volví con mi pareja (luego de haber mejorado un poco como hombre, aunque tuve que aprender muchas otras en la actual convivencia, como pareja y padre), deje de fumar, comencé a tomar mucho menos y jugaba mucho menos (pero siempre al Rocket League) ahora tenía una hija y muchas cosas que hacer en casa, pues estaba en construcción (lo sigue estando jajaja).

En conclusión, pese a los momentos buenos, malos y no tan malos los videojuegos también estuvieron ahí. Fueron un refugio, una inspiración y una vía de escape. Sin embargo hoy en día se convirtió en la herramienta expresiva para transmitir y hacer de este mundo, un lugar mejor. Agradezco a las personas que estuvieron, a las que no, a las que me apoyaron y a las que me siguieron aguantando pese a mi locura.

Hoy en día estoy metido en el desarrollo de videojuegos por mi propia cuenta, aprendiendo lenguaje, diseño y de a poco mejorando de inglés.

De ahora en adelante las cosas que voy aprendiendo las compartiré mediante posteos en Blogger, Instagram y si puedo, si me da el tiempo en YouTube.

Si llegaron hasta acá les agradezco haberse tomado el tiempo de leer todo y los espero en el próximo posteo! 





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